Se hiso vida presa entre locuras, tu cuerpo hoy
materializado así lo hiso. Siendo cuerpo de vida para mi vida y locura. Vida que lenta y dolorosamente fluye, mas con rapidez destruye la poca cordura no
importando las incisivas brindada ni
mucho menos la cordura absurda. A pesar de todo iría mas allá de trastornadas
miradas, elocuente deseo absurdo, pasión desbordad ni mucho menos augurio profundo. Quedando mas haya que simples besos, besos encogidos en versos
deseosos y prosas descansando en lo más profundo.
Las palabras no podrían despertar algo más intenso y profundo. Permitiéndose ser simples deseares de personas náufragas en vidas desleales. Momentos acompasados y unidos por tumbas frías que en años antanjos llamarían vidas y que hoy todas responderían ante el nombre. Porque así sería, el templo de mi delirio, aquel que junto a tus palmas se esconde más allá de este inalcanzable alivio. Siendo la ropa silenciada ante el infame y delicioso profanar.
Gemiría sin gracia alguna, ni momento de sed. Aquella sed que clamaría entre bramidos de labios oprimidos ya derribados ante una inexpresividad a causa de su estado. Mas no dejaría a un lado el llamado silencioso que otorga los miembros del cuerpo y la necesidad que en eco responde. No obstante le seria innecesario y a la vez tanto que no podría permanecer acorde con melodías pasadas. Tanto así que luego de un delirio inexplicable responderían con incoherencias simplemente al derroche simbolizadas a un correr de sabanas y una nueva invitación al derroche.
Las palabras no podrían despertar algo más intenso y profundo. Permitiéndose ser simples deseares de personas náufragas en vidas desleales. Momentos acompasados y unidos por tumbas frías que en años antanjos llamarían vidas y que hoy todas responderían ante el nombre. Porque así sería, el templo de mi delirio, aquel que junto a tus palmas se esconde más allá de este inalcanzable alivio. Siendo la ropa silenciada ante el infame y delicioso profanar.
Gemiría sin gracia alguna, ni momento de sed. Aquella sed que clamaría entre bramidos de labios oprimidos ya derribados ante una inexpresividad a causa de su estado. Mas no dejaría a un lado el llamado silencioso que otorga los miembros del cuerpo y la necesidad que en eco responde. No obstante le seria innecesario y a la vez tanto que no podría permanecer acorde con melodías pasadas. Tanto así que luego de un delirio inexplicable responderían con incoherencias simplemente al derroche simbolizadas a un correr de sabanas y una nueva invitación al derroche.