martes, 29 de noviembre de 2011

Debidamente Certificados


En las últimas la decisión se ha visto opacada por el recuerdo, claro que no es así. No es porque sea el pasado mejor que el presente, ni mucho menos que a ti no te anhele. Simplemente que lo que no se desea se presenta con más frecuencia en lo que con creces hace cabida en uno. Claro, hacer cabida, esto no se presenta de la noche a la mañana, menos entre la frialdad que se compone ni en la ausencia de calor amigo. Todo es un proceso, uno largo y más en este peculiar caso.

¿Cómo explicar que la niñez de otro llama en más de una campiña? Esto enerva mis sentidos y hace querer arrancar el cielo mismo. Siempre he blasfemado y he encontrado cielo, mar y tierra extraños, pero ahora los encuentro como los más insuficientes, martiles y los más déspotas de la creación. Sin dejar atrás el destino, que según muchos está escrito en tinta dorada, otros menciona que con sangre. Quizás es por el origen de mis palabras, la profundidad con la que pienso que penetraran se vea opacado. No es suficiente, no se hacen entender sino es materializado en rojo o dorado. ¿Tan complejo es el ser humano? O… ¿solo serán unos imbéciles innatos? Hasta ahora me he inclinado por que todos en la vida nos hemos cruzado con la realidad detrás de la máscara, son así por naturaleza, imbéciles de la cuna debidamente certificados.

Si tan solo vieran más halla de mis palabras, si vieran el presente pasado, el mismo pasado pasado y ahora el nuevo futuro. Si es posible que se vea el desierto en frio que se cuela por la puerta del alado. Que el que se hace llamar amigo es aún más lejano que aquel que se suele llamar golondrina y ahora solo queda un llanto lejano, uno ajeno a mi ambiente, a mi cueva. Porque si de renaceres tuviésemos que hablar podría darte unos cuantos consejos y la teoría entera, al fin y al cabo por algo renacida de las cenizas soy.