jueves, 5 de abril de 2012

Así es...

En muchas ocasiones nos hacemos esclavos de mucho mas que palabras, sino también de pequeños actos. Dejamos que lentamente nos envuelvan en su manto y nos den forma, para al final dar su golpe arrebatador. Nos dejamos persuadir por más que un canto de sirena. La simpleza seria el pesar que sostendríamos sobre nuestras cabezas. Son estos los que determinan nuestra ruina. La tiñen, así como la cosen con paciencia y en el momento oportuno le dan rienda suelta.  Es libre para marcar comienzo y fin. Así mismo es libre para torturar y quemar todo a su paso. No les ha de importar el pasado, ni mucho menos el presente o el futuro. Siendo dejada a tras cada promesa para complementarse con la fuerza de la ausencia de aquello que primeramente impulsa la acción. Pues son los sentimientos envueltos, la carencia o la extrema cantidad de ellos lo que llevan la locura a un nivel mas amplio, donde aparcan más de uno y hacen justificar cada agravio con que la vida así es.